Décimas

A continuación seleccionamos ciertas décimas autobiográficas de Violeta Parra; tienen en común que todas hablan de la injusticia de los pobres y la desigualdad social . En la página siguiente, aparece el análisis de cada décima según el número que les dimos; dentro del análisis hay ciertas temáticas que se ven reflejadas en las décimas. 

2 )Muda, triste y pensativa
ayer me dejó mi hermano
cuando me habló de un fulano
muy famoso en poesía.
Fue grande sorpresa mía
cuando me dijo: Violeta,
ya que conocís la treta
de la vers'á popular,
princípiame a relatar
tus penurias "a lo pueta".
Válgame Dios, Nicanor,
si tengo tanto trabajo,
que ando de arriba p'abajo
desentierrando folklor.
No sabís cuánto dolor,
miseria y padecimiento
me dan los versos qu' encuentro;
muy pobre está mi bolsillo
y tengo cuatro chiquillos
a quienes darl' el sustento.
En ratitos que me quedan
entre campo y grabación,
agarro mi guitarrón,
o bien, mi cogot'e yegua;
con ellos me siento en tregua
pa' reposarme los nervios,
ya que este mundo soberbio
me ha destinado este oficio;
y malhaya el beneficio,
como lo dice el proverbio.
Igual que jardín de flores
se ven los campos sembra'os,
de versos tan delica'os
que son perfeutos primores;
ellos cantan los dolores,
llenos de fe y esperanzas;
algotros piden mudanzas
de nuestros amargos males;
fatal entre los fatales
voy siguiendo estas andanzas.
Por fin, hermano sencillo,
que no comprendís mi caso;
no sabis que un solo lazo
lacea un solo novillo.
Pica'o tengo el colmillo
de andar como el avestruz,
sin conseguir una luz,
ni una sed de agua siquiera.
Mientras tanto, la bandera
no dice ni chuz ni muz.

3) Pero, pensándolo bien,
y haciendo juicio a mi hermano,
tomé la pluma en la mano
y fui llenando el papel.
Luego vine a comprender
que la escritura da calma
a los tormentos del alma,
y en la mía que hay sobrantes;
hoy cantaré lo bastante
pa' dar el grito de alarma.
Empezaré del comienzo
sin perder ningún detalle,
espero que no me falle
lo que contarles yo pienso;
a lo mejor no convenzo
con mi pobr' inspiración
escas' ando de razón,
mi seso está 'polilla'o,
mi pensamiento nubla'o
con tanta preocupación.
Recularé algunos años
y de lugar mudaré,
así les resaltaré
sin "coilas" y sin engaños;
que se descarguen los daños
en la pobre relatora,
por no valerle hast' ahora
haberse amarra'o a Chile.
Si el canto no le da miles,
válgame Dios, la cantora.
Primero, pido licencia
pa' "transportar" la guitarra;
después, digo que fue Parra
quien me donó l'existencia.
Si me falta l'elocuencia
para tejer el relato,
me pongo a pensar un rato
afirmando el "tuntuneo",
a ver si así deletreo
con claridez mi relato.
Tenga calma la compaña
ya viene la despedí'a;
la poca sabiduría
mis ocurrencias empaña.
Siempre la suerte m'engaña
por mucha ilusión que tenga;
que la fuerza me sostenga
si el sacrificio es en vano,
y no me condene, hermano:
no hay mal que por bien no venga.

5 )Mi abuelo por parte 'e maire
era inquilino mayor,
capataz y cuidador
poco menos que del aire;
el rico con su donaire,
lo tenía de obliga'o
caballerizo monta'o,
de viñatero y rondín,
podador en el jardín
y hortalicero forza'o.
Todo esto, señores míos,
por un cuartito de tierra
y una galleta más perra
que llevaba a sus críos;
algunos reales, ¡Dios mío!,
pa´ alimentar quince humanos,
sin mencionar los hermanos
que se apegaban al pial;
Don Ricardo Sandoval
cristiano entre los cristianos.
Al verlo a primera vista
parece mi lindo abuelo
algún arcángel del cielo
gemelo de Juan Bautista;
azules sus pupilitas,
dorada su cabellera,
montado en su yegua overa
no hay niña que no lo mire,
ni vieja que no suspire
por detrasito 'e mi abuela.
Cuenta mi madre afligida
que mi abuelito Ricardo,
era un hermoso leopardo
pa' batallar por la vida;
fuera de noche o de día
de aquí para allá galopa;
..............................*
en los inviernos terribles,
y en los veranos temibles
sudaba como as de copa.
Mi abuela a cargo 'e la casa,
amamantando sus críos,
llevando el agua del río
pa' preparar buena masa,
criando pollos de raza,
sacando miel en enero,
limpiando trigo en febrero
para venderlo en abril;
y en mayo, ¡qué perejil
cosecha junto al estero!

6 )La cena ya se sirvió
en una mesa largucha,
en cada plato, una trucha,
pa' la trucha, un botellón,
pa' la botella, un copón,
pa' la copa, una galleta;
encima 'e una servilleta
con un plateado cubierto;
como el pescado está muerto
le asoma ají por la jeta.
Sirven el aperitivo
p' alentar el apetito,
mistelas y pastelitos,
después vendrá el bajativo.
Ya se ven menos altivos
en el salón elegante,
porque el vino es abundante
en el banquete d'estilo
¡qué pensarán los pililos,
comiendo guata picante!
Después sirven estofa'o
a la chilena, por cierto;
nunca se vio cocimiento
más sabroso y aliña'o;
pa' llenar tanto invita'o
se precisan diez corderos,
de alverj' almudes enteros,
gallinas y longanizas;
vino del que se usa en misa
todos los viernes primeros.
Una mujer cuarentona,
rolliza y bien agraciá'
va y viene de aquí pa' all'a,
con su carita monona;
ya lleva una cantimplora,
ya trae un frasco de sal,
y en su blanco delantal
le zarandean los vuelos
cuando sirvió los buñuelos,
l' almibar y el pan candeal.
¡Ya niño, a los estrumentos!
Desea música el santo,
romp' el arpa, sigue'l canto
con su gracioso portento,
el violín con su lamento
reban' aquel humo ambiente,
y la guitarra presente
completa la gallardía,
dándole gran bizarría
al festín de mis parientes.

7 )Más van pasando los años,
las cosas son muy distintas:
lo que fue vino, hoy es tinta;
lo que fue piel hoy es paño;
lo que fue cierto, hoy engaño,
todo es penuria y quebranto,
de las leyes de hoy me espanto;
lo paso muy confundida
y es grande torpeza mida
buscar alivio en mi canto.
Han visto la mantequilla,
dicen de que's vegetal,
y que de leche animal
fabrican la mostacilla.
Las líneas de las chiquillas,
desmáyese el más sereno,
que lo que miran por seno
no es nada más que nylon.
Pregunto con emoción:
¿Quién trajo tanto veneno?
En este mundo moderno
qué sabe el pobre de queso,
caldo de papa sin hueso.
Menos sabe lo que es terno;
por casa, callampa, infierno
de lata y ladrillos viejos.
¿Cómo le aguanta el pellejo?,
eso sí que no lo sé.
Pero bien sé que el burgués
se pit´al pobre verdejo.
Yo no protesto por migo,
porque soy muy poca cosa,
reclamo porque a la fosa
van las penas del mendigo.
A Dios pongo por testigo
que no me deje mentir,
no me hace falta salir
un metro fuera' e la casa
pa' ver lo que aquí nos pasa
y el dolor que es el vivir.
Dispénsenme las chiquillas
si m' he salido del tema,
es qu' esta verdad me quema
el alma y la pajarilla.
Quemá' está la sopaipilla;
p'al pobre ya no hay razones;
hay costra en los corazones
y horchata en las venas ricas,
y claro, esto a mí me pica
igual que los sabañones.

10) La alegre nos duró poco
 porque la casa decente
menió toitita la gente
donde chilli’os de loco.
Mi taita poquito a poco
fue engañándonos muy bien
qu’ estábamos en un tren
 y no hay porqué tener susto,
dejándonos muy a gusto
nos arrinamos a él.
Saliendo de la ciudad,
fue la primera sorpresa
que me dejó la cabeza
un tanto destartalá;
mi tait con majestad
 dijo: Es el campo, niñitos,
 aquéllos son corderitos
 y esas alturas, montañas,
 y esas humildes cabañas
 de los pobres, pues, hijitos.
Pasaban como unos rayos
 uno por uno los bueyes,
 derechos como unos reyes;
 los puentes y los caballos
. Un hombre vendiendo paños,
otr’ ofertando peinetas.
 Si no te callas, Violeta
 con cara de vinagrera,
dijo mi mama sincera,
 yo voy a darte la fleta.
Y yo que por vez primera
 paseaba como una reina,
dichosa porque me peina
 el viento la calavera
¡Benhaiga la ventolera
 que dentra por la ventana!
Protesta de mala gana
 un franciscano gruñón,
 al verse sin “guarapón”
 y al cogote la sotana.
Pasamos por Longaví,
llegamos a Miraflores
como chirigües cantores;
abrimos el cocaví.
Los pasajeros allí,
comieron pollito fiambre,
después vide los alambres
que s’ iban y se venían,
y de repente veía de pájaros, un enjambre.

11)Contra su pecho, mi mamá
me defendía furiosa,
como una joya preciosa,
como una florida rama.
Su tibia fald´en mi cama
era muy grande consuelo.
La veo con sus desvelos,
humedeciendo mis labios;
la fiebre me daba agravios,
la sed me quita el resuello.
En este estado tan cruel
termina la diligencia.
Salimos de la presencia
fatal del maldito tren.
Aguardan en el andén
al triste y buen profesor,
conferenciante y cantor
 y a su familia inocente,
 varias personas decentes
tratándonos con amor.
Viendo la precaución
que a mi maire dominaba,
por las respuestas que daba
supieron de su dolor,
le mandaron un doctor;
después que nos instalaron
al dueño nos encargaron
con mucha solicitud
sin pienso en el ataúd
que por miles les llevamos.
Vinieron muchas visitas;
algunos a saludar;
algotros a preguntar
cómo estaba la guagüita.
Detrás d´esa palabrita
la Flaca estaba acechando
porque se van contagiando.
La fiebra los atraganta;
los pobladores s´espantan:
no saben qu´está pasando.
Cayeron grandes y chicos
 con la terribl´epidemia
 más grande que la leucemia;
 murieron pobres y ricos.
 Al hoyo un tal Federico;
 al saco, Juan Pimentel
y dos qu´ estaban con él;
unos tales Pérez Caro
 que visitaron a Lautaro,
jamás pudieron volver.

15) Por éstas y otras razones
 que van a salir al baile,
no era vidita de fraile
la que pase en ese entonces.
Cual campanario de bronce,
l´esposa reta que reta
al taita qu´ en la chupeta
se le va medio salario,
mientras anuncian los diarios
que sube la marraqueta.
Y cómo no iba a tomar
con tan crecidos pesares,
cruzando bravidos mares
en centro del huracán.
Los sesos me han de saltar
con esta dura existencia,
me aburro con la paciencia,
comenta con sus amigos;
chupilca de harin´e trigo
me brinda condescendencia.
¡Y quién no toma su trago!
Empiezo por los canutos,
el habiloso y el bruto,
toma el crédulo y el mago,
 el ocupa´o y el vago,
el triste con el contento.
Pa´ remediar sus tormentos
y el mal d´esta perra vida,
es píldora la bebida
que calma por un momento.
Así como están las cosas
en este preciso instante,
bebe el jefe sumariante
y el panteonero en la fosa,
toma la monja afanosa
y el tira en los cuartelones,
y el roto en lo callejones,
esto se sabe muy bien,
y en las casas de placer,
 niñas y mariposones.
Hay más: en los hospitales
pasa cura´o el enfermo,
le traen el lindo termo,
el zumo de los parrales;
el preso pagando males
en el cuartel, felizcote,
de alcohol, un botellonzote
con el qu´está barnizando,
un trago de cuando en cuando
le cruza por el cogote.
Si quieren poner atajo
pa´ remediar este mal,
la casa presidencial
tien´ el remedio en la mano.
Él es taita y soberano
del pobre que chupa huesos;
mas veo que se hace el leso,
brindando por el embudo
la ley que nos tiene mudo
y ungüento nos vuelve el seso.

26)Por ese tiempo, el destino
se descargó sobre Chile;
cayeron miles y miles
por causa de un hombre indi´no.
Explica el zorro ladino
que busca la economía;
y siembra la cesantía,
según él lo considera,
manchando nuestra bandera
con sangre y alevosía.
Fue tanta la dictadura
que practicó este malvado,
que sufr´el profesorado
la más feroz quebradura.
Hay multa por la basura,
multa si salen de noche,
multa por calma o por boche;
cambió de nombre a los pacos;
prenden a gordos y a flacos,
así no vayan en coche.
Tiritan en los hogares,
no duermen los habitantes,
en velas y delirantes
por si entran esos guardianes.
Ya van sumando, millares
de justos y pecadores;
repletas son las prisiones,
se viv´ en un sobresalto;
y el presidente tan alto
detrás de las municiones.
Los niños ya no son niños,
son pájaros espantados,
le temen a los soldados
como a las bestias en piño.
Este recuerdo me ciño
al centro del corazón,
concédanme la ocasión
 para decir crudamente,
que Ibáñez, el presidente,
era tan cruel como el león.
El que su puesto regía,
mañana ya no lo tiene,
el paco no se detiene
y andan matando a porfía.
Su sed le exige sangría,
persigue al que le da ganas,
el vendedor de avellanas
s´ integra a la oposición,
por eso es que a Anabalón,
lo matan una mañana.

27)Así, creció la maleza
en casa del profesor,
por causa del dictador
entramos en la pobreza.
Juro por Santa Teresa
que lo que digo es verdad;
le quitan su actividad,
y en un rincón del baúl
brillando está el sobre azul
con el anuncio fatal.
Le dieron, por mucha cosa,
desahucio muy miserable,
si no le gusta, hay un sable
y un panteonero en la fosa.
Mi mamá muy pesarosa,
malicia qu´ éste es el fin
 ¡y con tanto querubín
 que dar alimentación!
 Mejor tirarse al zanjón,
que d´ hambre verlos morir.
Aquellos cobres postreros
mi mamá los ha guardado,
seguro con un candado
en una caja de cuero.
Pagó las cuentas, primero,
después nos viste de viaje;
muy ordenados los trajes,
nos lleva al ferrocarril,
en los comienzos de abril
de un año de mucho ultraje.
Allí diviso al taitita,
paseando desconsolado,
desd´ uno al otro costado
de aquella casa chiquitita.
¡Bueno la suerte maldita!
dice tirándose el pelo;
venga un castigo del cielo
pa´l infernal presidente,
le bote muelas y dientes
le dé veinte mil desvelos.
¡Por Dios, qué barbaridad!
Repite tarde y mañana;
afuera canta la rana
con mucha severidad.
El Diablo en la cristiandad,
el Ángel entra al infierno,
un loco está en el proscenio,
anuncian ya la función.
Se impone la sinrazón,
en este teatro moderno.